Hoy lunes 5 de diciembre tendremos la lista de nominados a la cuarta edición de los Premios El Cotilleo 2016. Mientras revisaba las estadísticas de las postulaciones de este año, donde por cierto tenemos más medios participantes, se me ocurre reflexionar con los lectores de esta web sobre algo que refuerza mi idea de tener unos premios donde nuestro colectivo reciba el reconocimiento por el esfuerzo y dedicación para sacar adelante sus proyectos.
Los premios nacieron gracias a los propios lectores de esta web, un fin de año por allá en el 2012 se me ocurrió a título personal, escribir una nota en este Cotilleo donde destacaba la labor de varios comunicadores y periodistas. Era mi opinión sobre cual había sido el informativo latino del año, quien presentaba un buen programa de música, que locutores sobresalían, etc, etc. Una vez publicada la nota recibí muchísimas llamadas, de amigos, colegas y hasta oyentes que me decían que en la famosa nota faltaban nombres. Sinceramente hasta ese momento desconocía cuántos lectores tenía esta página, la verdad, también se los digo, nunca me ha preocupado si son dos o son mil. Pero eso día pensé que podía haber sido injusta porque son varias personas las que se levantan con una única motivación, querer lo que hacen. A pesar de no tener un sueldo digno, a falta de un contrato, sin el cupo del mes cubierto, sin paro, sin ayudas, con una larga lista de necesidades sin cubrir, todos intentan hacer. Hacer radio, prensa, televisión, webs…
Entonces me puse con estos premios que hoy volverán a estar en el centro de la atención porque como todo tendremos detractores, pero a ellos solo les puedo decir, vengan y echen un cable a la Perdomo para que vean que es lo que una hace cuando cree en algo. Porque yo creo, en el director de ese informativo que no se vende, en el gerente de esa radio que lleva un año desastroso económicamente y no se rinde, en la locutora que con mucho ánimo presenta el éxito del momento y da la hora, en el periodista deportivo que transmite su pasión futbolera, en todos y cada uno de ellos… tenemos que creer.
Por eso, hoy más que nunca es necesario que nos visualicemos como un poder infinito, ese trabajo contribuye a la construcción social de la realidad, es importante que nos valoremos, que marquemos la diferencia, aquí nadie va a ocultar el sol con las manos nos falta formación y políticas de empresa. Pero molestan los estereotipos que generalizan sobre los medios latinos con desprecio, como si no existieran o no importaran o fueran necesarios solo para comunicar determinados mensajes, eso nos demuestra la ignorancia y el desconocimiento absoluto.
Debemos seguir trabajando para desmentirlos por la vía de los hechos, exigir respeto, no permitir el manoseo, empoderarse frente a personas e instituciones que falten a la verdad, que engañan, utilizan y se burlan de nuestros medios porque en el fondo se lo permitimos.
Cada uno es muy libre de hacer aquello que considere oportuno, un apreciado sindicalista de TOP Radio me dijo un día “en mi hambre mando yo”, me puse a la tarea de averiguar esa historia y con ese ejemplo de dignidad quiero terminar esta nota.
Según cuentan, “era la época de la República, en España había mucha hambre y el capataz de un cacique se dedicaba a ir de puerta en puerta comprando votos. Les daba dos duros, que entonces eran una fortuna, y les exigía fidelidad. Todo iba bien hasta que se encontró con un jornalero que cogió los dos duros y se los tiró al suelo. Lo miró y le dijo una frase que ha pasado a la historia: “En mi hambre mando yo”. Salvador de Madariaga usó esta “anécdota” en el prólogo de uno de sus libros -España (1931)- “
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